José L. Ferrándiz Carbonell y
Lorenzo Ferrándiz Carbonell
(1950-1951 resp)
Una vez pasado el periodo de resurgimiento posterior a la guerra civil y tras comprobar el abrumador éxito en los trajes de Sant Jordiets que había tenido la genial obra de José Rabasa, el “Xicotet”, damos paso a otra etapa que estará iniciada por los hermanos Ferrándiz Carbonell que irrumpen con un novedoso diseño del afamado José Segrelles que rompe con la indumentaria de los años 40’. Llana y Mozárabes acompañaron primero a José y luego a Lorenzo que compartieron traje y momentos muy emotivos. Si con Jorge Silvestre y Carlos Aura habíamos asistido a un hiato, el diseño de José y Lorenzo Ferrándiz introduce otra novedad considerable: la coraza no es de metal sino de cuero. Casco plata, capa roja carmesí, junto con la coraza de cuero y los apliques metálicos de oro reluciente, muestran un diseño innovador. El detalle que luce la coraza en la parte superior del pecho es muy significativo: se reproduce aquella cabeza de león que había acompañado nuestros trajes de Sant Jordiet desde sus comienzos en 1882 hasta finales de la década de 1910. El faldellín se desarrolla en tres alturas combinando los colores terrosos del cuero de la primera y la última hilera con el color marfil de la hilera central. También observamos otro símbolo: negros escorpiones (octavo símbolo del zodíaco). Por otro lado, un elemento que acompañó a los Sant Jordiet desde sus inicios y que tantas anécdotas nos habían dado, con los hermanos Ferrándiz desaparece para siempre: la peluca.
Adolfo Bernabéu Terol (1954)
Adolfo Bernabéu, fester querido, desarrolla su cargo de Sant Jordiet con un atuendo que retoma la coraza de escamas y que será un detalle muy al gusto de su diseñador Guarinos que repetirá en varias ocasiones. La extrema minuciosidad de las escamas color oro está en consonancia con el casco dorado y plateado decorado masivamente, casi podríamos decir con horror al vacío. El ornamento del casco es exquisito y, penacho o plumero rojo, junto a la capa abrochada a los hombros le injieren un aire de mucha elegancia al diseño que lo hace muy atractivo para la vista. El anverso de la capa es de terciopelo púrpura y el reverso de raso verde. Del faldellín le penden varias tiras de cuero bordeadas en negro, y trabajadas en la técnica de la marroquinería. Otro detalle histórico a tener en cuenta, es que el niño Adolfo, fue el primer Sant Jordiet en acompañar a los festeros Alcoyanos en su anual visita a Fontilles. Desde 1951, primer año de la celebración de Fontilles, el niño Sant Jordiet dejaba el traje para que otro niño; el hijo de médico, del electricista, etc. representase el cargo. Adolfo Bernabéu fue el primer Sant Jordiet en bajar personalmente. Por ejemplo, los Sant Jordiet: historia, estética e imagen hermanos Ferrándiz dejaron el traje a Enrique Casasempere para que representase el cargo.
Carlos Silvestre García (1957-1958)
Hijo de Don Jorge Silvestre Andrés (1927-1929) y tío del futuro Sant Jordiet Rafael González (1990), Carlos Silvestre fue Sant Jordiet dos años consecutivos, el último que pudo disfrutar de este honor, pues a partir de ahora ya no repetirán más años. El diseño fue un trabajo conjunto de Rafael Guarinos y Fernando Cabrera. A primera vista salta la mano de Guarinos: coraza dorada de escamas con cruz carmesí al pecho. El faldellín compuesto por pequeñas tiras de cuero de color bermellón, trabajadas con la técnica de marroquinería, ribeteadas con cuero verde formando motivos vegetales. El anverso de la capa de terciopelo bermellón y el reverso de tela brocada con bordados ornamentales de tonalidad verde. El diseño inspirado vagamente en el de Don Jorge Silvestre Andrés guarda más relación con el que presentó Adolfo Bernabéu en 1954. El casco aquí no es tan recargado como en otros casos y al igual que con el niño Adolfo y José Luis Molla, Carlos Silvestre luce una espada corta, realizada en madera de color púrpura, de raigambre romana, detalle que introduce por primera vez en la indumentaria Guarinos en 1954 y que después se hará muy popular luciéndose en la mayoría de trajes de Sant Jordiet que veremos a partir de ahora. En un acta de la Junta Directiva de 1958 se deja constancia que al no llegar a un acuerdo con los señores José Monllor Raduán y Ricardo Ferrándiz Carbonell que pidieron que uno de sus hijos hiciese de Sant Jordiet, el cargo vuelve a recaer por segundo año en un hijo de Jorge Silvestre Andrés.23 En los retales de las entrevistas hechas a los Sant Jordiets que publica Ciudad y que Adrián Espí24 reproduce, por la lectura del texto un detalle que nos puede resultar interesante: “–¿De acuerdo en la elección del Sant Jordiet?” “–Actualmente lo veo todo bien porque todos los interesados tienen opción a salir elegidos”. En este mismo año de 1957, la Asociación de San Jorge decide sustituir los antiguos enseres y procedimientos para el acto de la aparición por unas modernas luces fluorescentes y humo artificial que para tal efecto dispuso el arquitecto Roque Monllor, asesor artístico de la Asociación de San Jorge.
Ricardo Ferrándiz Sirera (1959)
Llegado este año, entra un nuevo diseñador pero el trabajo de Guarinos ha sido tan bien aceptado que veremos sus detalles por doquier. Alfonso Saura Lloréns diseña el atuendo que lucirá el niño Ricardo. El detalle más significativo, quizás son los dos grifos enfrentados que presenta la coraza. Estos animales mitológicos ya fueron introducidos en la indumentaria de Sant Jordiet por Rafael Guarinos con su primer diseño conocido para el niño Jorge, concretamente en 1952 (Jorge Mora Alberola). El casco rompe con la tendencia decorativa que había imperado en los últimos años y la coraza está hecha de una sola pieza. Guarinos tenía la tendencia a hacer las capas largas, a un palmo de tierra aproximadamente, en cambio esta capa es más corta, no se sujeta a los hombros con broches sino que lo hace por un costado.
Rafael Pastor Blanes (1960)
Enriqueta Carbonell consta como diseñadora, siendo la primera mujer que conocemos; tanto hombres como mujeres habían colaborado en la elaboración y mayor gloria de la indumentaria de los Sant Jordiets, pero por desgracia, sólo nos han llegado las referencias masculinas, quedando una pequeña parte por descubrir aún. Enriqueta rompe con todo lo preconcebido. La coraza lejos de aquellas corazas de escamas con una cruz al pecho o un motivo iconográfico decorativo, presenta un abigarrado detalle decorativo vegetal muy estilizado, novedad pero que no se volverá a dar. La túnica y con ello el faldellín empiezan una tendencia a acortarse a un palmo de las rodillas, ya con Ricardo Ferrándiz y con Rafael Pastor, se corrobora la línea: Guarinos en estas fechas nunca hubiese hecho una túnica con faldellín tan corta. Pero no sólo eso. Rafael Pastor luce una capa de color verde, cosa inusual hasta la fecha y que no se volverá a repetir: este color se sitúa entre el azul celeste y el rojo intenso y recibe unos valores de transición, es también un color de vida; los campos verdean en primavera cuando renace la vida vegetal al igual que Alcoy renace en fiestas cada primavera.
Ignacio Sempere Matarredona (1987)
Con Ignacio Matarredona empieza ya a notarse más la tendencia a hacer referencia a la filà del propio niño. A partir de ahora los ejemplos de iconografía clásica adaptados al cristianismo pasarán a un segundo plano. ¿Podemos considerar esto como la pérdida de identidad del traje de Sant Jordiet?. Cada cuál que saque sus conclusiones: sabremos de qué filà es el niño, pero cada vez nos resultara más lejano ver identificada la clásica estampa del guerrero legionario romano que había inspirado el traje de Sant Jordiet. En este caso, los propios padres del niño Ignacio son los que diseñan el traje: Julia Matarredona Valor e Ignacio Sempere Enrique serán los primeros padres, que sepamos a ciencia cierta, que influyen en el diseño. Posteriormente otros familiares también tomarán esta importante decisión. Groso modo, el traje presenta en las tiras de cuero del faldellín y las mangas apliques metálicos dorados distintivos de su filà, leones rampantes y medias lunas: los mozárabes. Túnica blanca y capa, el anverso, de terciopelo blanco ribeteado por una cenefa bordada a base de grecas doradas. El reverso de rojo satén. Abrochada a los hombros por medio de sendos rosetones de metal dorado. El detalle más notorio es el casco: de formas clásicas y decoración vegetal el remate está hecho de un plumón que cae al libre albedrío, bien visto pues, es la primera vez que advertimos un penacho de este tipo. La espada corta que pende de la cintura es de hoja de doble filo niquelada, con empuñadura de metal dorado. La vaina está forrada de cuero, con remaches de metal resplandeciente y grabados vegetales en la puntera y en el cuello de la misma, la representación de un castillo.
Rafael Silvestre González de Cardenas (1990)
Y asistimos al último canto del cisne. Su abuelo fue Sant Jordiet, su tío también. Este es pues Rafael Silvestre, descendiente de una familia festera con larga tradición y que luce una indumentaria de porte clásico inspirada en la de sus antecesores. Se puede comparar el traje perfectamente al de su abuelo (1927-1929) obra de Santiago Pérez y al de su tío (1957-1958) trabajo conjunto de Cabrera y Guarinos. El traje, carente de la artificiosidad a la que nos estaban acostumbrando últimamente, viene a ser un homenaje a aquellos diseños tan excepcionales, sencillos pero elegantes. La coraza de escamas rinde tributo a la que presentó su abuelo por primera vez, y la cruz en el pecho a la que lució su tío Carlos Silvestre. Capa roja con cenefa greca geométrica, túnica blanca y faldellín de cuero, refusan cualquier tipo de decoración recargada que desvirtúe la vestimenta. Hablando de trajes de Sant Jordiet, podríamos decir que esto es el clasicismo en su más puro estado. Composición supervisada por sus padres Rafael y Charo, no volveremos a ver un ejemplo así: la indumentaria del pequeño Jorge correrá un camino muy diferente.
Mario Gisbert Llopis (2014)
Despues de 24 años, la filà mozárabes volvió a contar otra vez con la figura de nuestro patrón «Sant Jordiet».